Mientras finalizaba mi doctorado en el Imperial College, me planteé varias carreras que me ofrecieran la oportunidad de aprender algo totalmente nuevo sin dejar de utilizar los conocimientos científicos que había adquirido a lo largo de los años. El Derecho de patentes me atrajo mucho porque se sitúa en esa extraña intersección entre ciencia, derecho y empresa.
Boult fue mi primera elección porque se centra en la formación de alta calidad. Me incorporé al equipo de biotecnología y obtuve el título de abogado en la firma.
Me gusta especialmente gestionar la cartera global de patentes de un cliente y formular estrategias para obtener la mejor protección posible para sus ideas, adaptándonos a las diferentes legislaciones en todo el mundo. Para ello es necesario estar al tanto de los cambios en las legislaciones locales de los distintos países y mantener buenos contactos con abogados extranjeros de todo el mundo.
El derecho de patentes puede ser noticia en todo el mundo, especialmente en el ámbito de la biotecnología. En consecuencia, no se puede subestimar la importancia de contar con un sistema de patentes que funcione en el sector sanitario y que pueda satisfacer las demandas de los clientes a escala internacional. Por esta razón, disfruto de los aspectos del trabajo que requieren una comprensión de los procesos de aprobación reguladora de los medicamentos, las autorizaciones de comercialización y cómo se interconectan con el sistema de patentes, por ejemplo, mediante la concesión de certificados complementarios de protección (CCP). Estos procesos exigen una sólida combinación de conocimientos comerciales y técnicos, y valoro el reto que supone utilizar mis conocimientos para ayudar a nuestros clientes en este tipo de asuntos.
Fuera del trabajo, sigo vinculado al mundo académico y he colaborado anteriormente como redactor de una revista en línea de ciencia y tecnología.